"Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse."

Gabriel Celaya

dissabte, 23 d’agost del 2008

Contra el asistencialismo, por una solidaridad de igual a igual

El capitalismo como sistema económico, social y político, es decir, como un sistema que penetra y atraviesa todos los rincones de nuestras vidas, es excluyente en eséncia. Escupe fuera de él todas aquellas personas que le son innecesarias, sobretodo en el ámbito económico-productivo; este es, el excedente de fuerzas productivas. El capitalismo es, en síntesi, generador de pobreza y exclusión social.

Paseando por las calles de grandes ciudades como Buenos Aires, Montevideo o Santiago y especialmente en La Paz, es habitual tropezarse con personas que, en cualquier esquina, tienden la mano hacia arriba esperando que les caiga alguna moneda. Mujeres, hombres, niñas, ancianos, todas bajo la misma condición de extrema pobreza y exclusión.

Todo este sector de gente, que en Bolivia no es poco, a nuestro entender no deja de ser sinó una consecuencia directa del sistema económico neoliberal que, de distintas formas, opera en la gran mayoría de regiones del planeta.

Ahora bién, cúal es el motivo, causa o razón de que esta gente pueda sobrevivir de la caridad? por qué le dan esta salida a su pobreza? Seguramente, en primer lugar, se trata de una salida "cómoda" a su problemática, teniendo en cuenta que su exclusión les impide cualquier participación "formal" en el mismo sistema que les ha llevado a esta situación de pobreza.

Hay una diferencia sustancial entre el hecho de pedir y el hecho de, de forma consciente y voluntaria, no entrar en los parámetros establecidos del trabajo-consumo, parámetros que el sistema impone como únicos y válidos. En este sentido, vemos totalmente digno y respetable la opción del no-trabajo como una forma de lucha, propuesta y transformación y/o cambio social del sistema en el que estamos immersos/as.

Por lo que se refiere al hecho de pedir caridad y a la pregunta que nos formulábamos sobre qué hace que una persona pueda sobrevivir con esta práctica, entendemos que se trata de una relación recíproca en la que el hecho de pedir tiene que ir necesariamente acompañado del hecho de dar. Y estas acciones las atribuímos a la influéncia de ciertas creencias religiosas que predican la caridad y así mismo entienden de forma meritocrática que si alguien es pobre es porque Dios así lo quiere.

Hay casos en que la caridad se institucionaliza y se naturaliza incluso en el seno de las propias empresas capitalistas, que son el instrumento del capitalismo para generar la misma pobreza y exclusión social. Resulta sorprendente y paradójico ver como en várias cadenas de supermercados en Argentina y en Chile - pero también en Europa - en vez de devolverte el cambio de la compra te "ofrecen" destinarlo a sus propias fundaciones de ayuda a la pobreza.

Vemos también el caso de las cajas de ahorro que estan obligadas a destinar un porcentage de sus beneficios a proyectos sociales, con el supuesto objetivo de paliar las desigualdades sociales que ellas mismas generan.

El hecho de que las mismas empresas/instituciones que reproducen la pobreza y la exclusión sean las que supuestamente contribuyen a "ayudar" a la gente más necesitada, a eso le llaman humanizar el capitalismo.

Las consecuencias de este asistencialismo son que la gente que da tiene la conciéncia tranquila, y la gente que pide-recibe se acomoda en tener muy mínimamente algunas de las necesidades básicas cubiertas sin ir más allá. Este es también el mismo patrón que utilizan las ONG's en un esquema de división global norte-sur.

Tanto el pedir-dar en la calle como la institucionalización de esta caridad no deja de ser una "solución" individual a un problema colectivo y estructural que no hace más que perpetuar la misma pobreza, atomizando a los individuos para evitar una acción conjunta que vaya a la raíz del problema, es decir, impidiendo una respuesta radical.

Nos quedamos de piedra cuando una amiga de Buenos Aires nos comentó que paseando por las calles de esta ciudad escuchó de una mujer que estaba con su bebé pidiendo en la calle: "me tendré que buscar a alguien que me de un hijo porque con este ya no me dan nada".

Creemos que el asistencialismo, aparte de perpetuar y reproducir la pobreza existente, impide que sean los propios oprimidos/as las que se organizen y busquen sus propias estratégias para luchar contra el enemigo que las oprime.

Con eso, no estamos de acuerdo y no fomentamos ni compartimos la idea que "a los pobres dejémoslos en paz que ya se solucionarán sus problemas". En ese sentido, creemos que la solidaridad fraternal (de igual a igual) es una arma que puede ayudar a romper el círculo vicioso que genera el actual sistema capitalista neoliberal. De lo que se trata, pués, es de conocer las distintas realidades, intercambiar, apoyar y solidarizarse entre los/las oprimidas desde la quotidianidad y el dia a dia.