"Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse."

Gabriel Celaya

dimarts, 10 de març del 2009

Entrevista a Carlos Henríquez Consalvi “Santiago”, de Radio Venceremos

Un elemento clave para la comprension de la guerra en El Salvador es, sin duda, el Sistema Radio Venceremos, sistema de comunicacion y propaganda para el FMLN en las montañas de Morazan - noreste del pais -. Fue "la voz oficial" de la guerrilla y elemento cohesionador entre el Frente y la poblacion civil. Durante 11 años fue objetivo militar prioritario para el Ejercito Nacional quien, a pesar de anunciar repetitivamente la destruccion de la emisora, no consiguio dar con ella.

Carlos Henriquez Consalvi "Santiago" fue fundador y conductor de la radio clandestina Venceremos des de el inicio de la guerra el 1981 hasta la firma de los Acuerdos de Paz el 1992. De origen venezolano, estubo participando, periodisticamente, con la "Revolucion" sandinista en Nicaragua contra la dictadura de Somoza, escribiendo editoriales contra el regimen y participando en la creacion de medios de comunicacion alternativos.

Actualmente es director del Mudeo de la Palabra y la Imagen en San Salvador, dedicado "al rescate y proyeccion" de la memoria historica y del patrimonio cultural salvadoreño.

A continuacion, Santiago nos cuenta sobre su experiencia en la guerrilla y el papel y evolucion de Radio Venceremos en el desarrollo de la guerra; asi como su vision de los medios de comuniacion de masas y de contra-informacion.


Usted se viene de Venezuela para El Salvador en el 80, para crear la Radio Clandestina en el corazón de Morazán, zona de influencia del ERP y el FMLN. ¿Desde quién y para qué hubo un planteamiento de armar una radio de estas características en la guerrilla?

Bien, el planteamiento de armar una radio clandestina se da por la misma situación política y social que se está viviendo en ese momento, de mucha polarización, y ante una persecución que estaban teniendo los medios independientes: había asesinatos de periodistas,… Y en ese contexto, y a las puertas de una lucha social que ya estaba por estallar con mayor fuerza, indudablemente que sólo una radio clandestina era la que podía realizar esta función de informar y acompañar a esta lucha social que comenzaba ese 10 de enero de 1981, que es cuando la radio comienza a transmitir.

Porqué, ¿a usted lo van a buscar expresamente?

No, es decir… bueno, es una historia muy larga… yo estaba vinculado a la revolución nicaragüense y estando allá conozco salvadoreños y salvadoreñas, y hay una vinculación y allá nace la idea de incorporarme en ese proyecto.

¿Qué se pretendía en unos inicios con la Venceremos? ¿Cuál eran sus objetivos?

Bueno, fundamentalmente, ser la voz informativa, de agitación de la insurgencia salvadoreña, que cumpliera un papel estratégico que es el de las comunicaciones en tiempo de guerra, denunciando violaciones a los derechos humanos, informando sobre lo que estaba sucediendo en el país en momentos en que había censura de prensa, donde no había libertad de expresión.

Y… imaginamos que en un principio contaban con muy pocos medios o medios muy precarios, no?

Sí, evidentemente. Se comenzó con un viejo transmisor de la segunda guerra mundial, dos casettes y una pequeña grabadora. Eran medios muy sencillos.

Pero con los años la Radio Venceremos va creciendo, hasta convertirse en “la voz oficial del FMLN” y un elemento cohesionador entre la guerrilla y la población. ¿Cuál cree que fue la incidencia de la radio en el desarrollo de la guerra?

Bueno, como te decía tuvo un papel estratégico por cuanto permitía llevar a todo el mundo la voz de la insurgencia, llevar eh… participar en el debate ideológico que en esos momentos se estaba desarrollando, no solamente en el país, sino a nivel mundial, ante la administración Reagan, que era la que estaba interviniendo directamente en los asuntos políticos y militares de El Salvador. Y, fundamentalmente, tener una incidencia directa en la población, en las bases de apoyo, en los mismos combatientes: la radio era una voz de aliento e inyectaba moral a las fuerzas combatientes.

Y entonces, quizás por esa fuerte influencia que tiene se convierte en una obsesión para el ejército, llegar a encontrar a la Venceremos. ¿Cómo consiguen que no logren ser localizada y con qué dificultades se encuentran?

Bueno, como la propaganda de la administración Reagan decía que la insurgencia estaba derrotada el hecho de que la radio transmitiera todos los días desde un punto geográfico específico, eso echaba por tierra esa propaganda y por lo tanto la Radio fue objetivo militar durante los 11 años. Bueno, y pudo sobrevivir y pudo continuar su trabajo gracias al apoyo popular que la población la apoyaba, la encubría, daba información. Y fue así que ante una ausencia de grandes cerros y grandes montañas, la población se convirtió en la montaña que logró mantener este proyecto.

Porque la programación iba dirigida tanto a combatientes como a la opinión pública en general. ¿Cómo era la programación? ¿Quién participaba? ¿Participaban las poblaciones que estaban bajo control?

Bueno, la programación estaba integrada por un noticiero, por radio-novelas, por programas históricos,… participaba la población campesina, se entrevistaba la población de la zona, inclusive algunos integrantes campesinos de la zona llegaron en algún momento a participar en los programas de opinión,…

¿Incluso niños también, no?

También niños. En alguna oportunidad ochenta niños huérfanos de guerra, en su mayoría, este… hicieron una programación especial.

Y, al principio fuisteis como tres o cuatro personas que empezasteis con el proyecto, y al final erais decenas, no? ¿Cómo os organizabais?

El campamento casi siempre tenía entre 25 y 30 personas, verdad? Cinco para la producción, para la redacción, otros cinco para lo que llamábamos el monitoreo de noticias escuchando las noticias,… cada quién se especializaba en una radio internacional o nacional para saber qué estaba pasando en el mundo y cómo corresponder en los editoriales. Y otro grupo de siete u ocho compañeros de la seguridad, y el resto era logístico, para la gasolina, alimentación,… Y una red por todo el país de pequeñas unidades insurgentes que a través de sus radios nos pasaban información desde cualquier parte de El Salvador.

Dice usted que son 25, ¿para coordinar estas 25 personas?

Bueno, vivíamos en un solo campamento, nos levantábamos en la mañana e interactuábamos permanentemente. Hacíamos una reunión diaria para escuchar las noticias y para determinar qué editorial, qué radio-novela, qué entrevista del día se iba a hacer, y luego se procedía a la grabación.

Y en el 92 cuando se firman los Acuerdos de Paz, ¿la Radio desaparece? ¿Qué se hace de la Radio?

La Radio desaparece en tanto emisora de guerra. Hay un esfuerzo por continuar posteriormente un proyecto de radio, que desafortunadamente en tiempos de paz no sobrevivió por visiones divergentes de lo que debería ser un medio de comunicación en tiempos de paz. Yo me retiro de eso que al final fracasó, y estoy en esto que es también un proyecto de comunicación, comunicando memoria, el rescate de las fechas culturales,…

Y luego te queríamos preguntar ya en términos más generales y de opinión,… Nosotros somos de fuera, entonces llevamos pocas semanas aquí pero lo que hemos notado mucho, y más ahora en campaña electoral, es el fuerte control mediático que hay en los medios, sobretodo en la prensa, en El Salvador. No sabemos bien porqué se da esta concentración de poder en los medios, y cómo es que no hay una prensa escrita fuerte que sea independiente…

Bueno, sencillamente porque aquí el poder económico es el que históricamente ha controlado los principales medios de radio y televisión, y ustedes que vienen en momento electoral se dan cuenta que ellos están defendiendo sus privilegios y defendiendo esos intereses que ellos representan, ¿verdad? Y hay medios alternativos independientes pero algo débiles, aunque hay que hacer mención de algunos: uno por internet que es el Faro, que es independiente totalmente y muy crítico; está el CoLatino, que tiene poca circulación pero hace un papel importante,…

Y por completar el panorama de los medios de comunicación hay que decir que hay 22 radios comunitarias cumpliendo una función muy importante, que son las radios que están en las comunidades, convirtiéndose en el corazón, en los oídos y en la voz de esas comunidades, que son la otra parte, la contraparte de lo que se hace en los grandes medios que es la exclusión, la manipulación, ¿verdad? Entonces, esto es producto de toda esta lucha social que ha llevado el pueblo salvadoreño.

Un medio alternativo o independiente, ¿debe ser objetivo en sus escritos o en su programación?

Yo creo que para todos los que somos periodistas, yo creo que la objetividad es fundamental en todo ejercicio del periodismo. La cociosidad del periodista en investigaciones, va a encontrar todas las lacras sociales y va a poder denunciar, ¿verdad? Y sobre todo, la objetividad en países como los nuestros es subversiva, por eso es que tanto se cierran los espacios para que haya un periodismo independiente y objetivo.

Quien quiere comunicar, quien quiere informar no puede hacer propaganda. Ahí muere el periodismo y muere la comunicación.

Ya para acabar, ¿qué papel cree que deberían tener los medios de comunicación alternativos o de contrainformación?

Bueno, es un poco lo que están intentando de hacer estas radios comunitarias en El Salvador, que en un medio tan hostil de, cómo decíamos, manipulación de intereses es hacer un periodismo, hacer un medio de comunicación que responda a los intereses de cada comunidad, que respondan, que informen de todas las realidades nacionales. En ese sentido hay un esfuerzo que está consolidándose en el país, de estas radios que tienen informativos que comparten todos, al mediodía y, de alguna manera, débilmente pero le hacen la contrapartida o la oposición a esos medios que asfixian y que durante muchísimos años han jugado un papel de desinformación, sobretodo durante las campañas electorales, ¿verdad? Y quizás un fenómeno nuevo que se está dando en el país que tiene que ver mucho con la conciencia que está ganando el pueblo salvadoreño, es que a pesar de esta avalancha de mensajes, de desinformación,… la gente ya está abriendo los ojos, y está discerniendo qué es mentira, qué es verdad, y cuáles son sus verdaderos intereses y quiénes los defienden.

Pues esto es todo. No se si quieres añadir alguna cosa…

Sólamente darles las gracias por haber venido…

A usted, por favor. Muchas gracias por su tiempo!

dilluns, 16 de febrer del 2009

La guerra de El Salvador a través de una historia de vida

La guerra en el Salvador fue una de las guerras más duras y con más muertes civiles de Centroamérica, exceptuando la guerra de Guatemala.

Lo que hace de la revolución salvadoreña un hecho admirable es el contexto donde se desarrolló la guerra. El FMLN, con unas condiciones geográficas adversas, es decir, sin selvas o montes densos donde esconderse, una gran red de carreteras y caminos que comunicaban todo el país y una densidad de población muy alta, consiguió desarrollar, una guerra de posiciones – durante los primeros años – y posteriormente una guerra de guerrillas que, aunque no logró la toma del poder, consiguió mantener una correlación de fuerzas con el ejército durante los 12 años que duró la guerra, gracias al apoyo masivo de la población civil.

Se siente la alegre rebeldía de cada una de las personas que forman parte de este pequeño y olvidado país centroamericano, ya que la guerra es todavía muy reciente y presente en cada una de ellas. Son gente alegre y dolorida, sufrida y combativa. Cada un/a de ellos/as representa una pedacito de historia viva del país. Por eso, hemos querido reconstruir la historia de la guerra a través de Digna Cabrera, una mujer fuerte en todos los sentidos de la vida, alegre a pesar de haber perdido 17 familiares en el conflicto y combativa aunque la guerra oficial ya haya terminado.

De la organización popular a la formación de las guerrillas

Sin caer en el simplismo, podríamos considerar que las causas que generaron las organizaciones político militares en El Salvador (extensible a toda Latinoamérica), fundamentalmente, fueron la pobreza y la exclusión, generadas por la enorme acumulación de riquezas en unas pocas manos de latifundistas, oligarcas y la clase política (autoritaria).

“Aquí los terratenientes tenían todas las tierras, entonces le daban trabajo a la gente pero tenían que pagarles el doble de lo que podía valer la tierra. Si alguien… por ejemplo, mi papá, buscaba tierras, tenía que dar un terraje, se llamaba: si sacaba cinco cargas de maíz, tenía que darle tres al patrón y le quedaban dos y él ganaba a millón.”
Delante de estas condiciones de vida y trabajo, tanto en el campo como en la ciudad, se empezó a dar un auge de las organizaciones populares, guerrilleras y de partidos políticos opositores a partir de la década de 1970. Las causas fueron varias, pero podríamos destacar las siguientes: la creación del Mercado Común Centroamericano que generó un crecimiento económico desigual, beneficiando a terratenientes y empresarios. La exclusión de la izquierda partidaria de los espacios de participación democrática que aunque en determinados momentos se les permitía cierto margen de acción, rápidamente se les volvía a negar. La política exterior estadounidense que, como es sabido, fortaleció económicamente los gobiernos centroamericanos para luchar contra el comunismo.

Por otro lado, tuvo un papel muy relevante el posicionamiento de un sector de la iglesia católica que optó por un trabajo dirigido a los pobres y excluidos y, basándose en la Teología de la Liberación, su trabajo no sólo se concretó en una práctica discursiva sino en la constitución de organizaciones como las comunidades eclesiales de base y la creación de cooperativas de trabajo comunal.

Al mismo tiempo que aumentaba el descontento y las movilizaciones, aumentaba también la represión indiscriminada del gobierno militar, creando un espiral que llevaría a la radicalización de los sectores populares, quienes empezaron a ver la lucha armada como la única vía para la democratización del país.

“Entonces… a través de tantas injusticias se empezó a organizar la gente, eran unas poquitas gentes, por eso cuando vinieron a matar gente, la gente no sabía por qué murió, por qué no toda la gente estaba trabajando, organizándose para repudiar lo que el patrón estaba haciendo. Entonces mucha gente murió sin saber las razones por qué estaba siendo asesinada. Mi papá lo mataron el año 1980. Él estaba sembrando frijoles. Murió y no supo las razones del por qué murió.

(...) A través de eso, empezó la gente a llamar a reuniones, a calentarse, a decir que había que luchar contra las injusticias, manifestarse para poder repudiar todo lo que estaban haciendo con el pueblo. Entonces, ya después de morir tanta gente empezó la gente a empuñar las armas. Dijeron: “con las que tenemos”, unas poquitas, como dos pistolas que le decimos, revólver. Entonces, empezamos a luchar y a organizar a la gente y a manifestarnos.”

Así continuó la situación política en El Salvador: entre tímidos momentos de apertura democrática y golpes de estado, en un contexto de una grave crisis de dominación donde la represión por parte de la Guardia Nacional aumentaba vertiginosamente sin hacer ninguna distinción entre la población civil y aquella que se empezaba a organizar. El ejército salvadoreño, antes de que empezara oficialmente la guerra, ya empleaba un especial sadismo al capturar, torturar y asesinar a la población, prácticas que se acentuarían en los primeros años de la guerra.
“El ejército torturaba a las personas que capturaba. Si hallaba mujeres embarazadas les rajaba el estómago y entonces sacaba el feto y se los tiraba tal vez a los cerdos o a los perros. Y no tenían lástima para asesinar a las personas. Porque aquí en un cantoncito que se llama Peñas Blancas (…) mataron a dos hermanas juntas y una estaba embarazada y le sacaron al niño. Después el
mismo día mataron a otra señora, (…) la niña estaba tierna y ella se pudo escabullir y se quedó en la casa, cuando vinieron en la tarde ya estaba la mamá de la niña muerta, con el señor, y a la niña la hallaron mamando en los pechos de ella y ella había sido asesinada en la mañana.”


La unificación guerrillera y el desarrollo de la guerra

A finales del año 1980, ante la situación de desigualdad, exclusión y represión política, ante las múltiples y frecuentes agresiones y violaciones a los derechos humanos por parte del ejército, y ante el asesinato de Monseñor Romero (arzobispo de San Salvador, muy querido y reconocido por el trabajo que hizo por los pobres), las principales organizaciones insurgentes se unieron para crear el “Frente Faribundo Martí para la Liberación Nacional” (FMLN). Fueron cinco los grupos que lo integraron: PCS (Partido Comunista de El Salvador), FPL (Fuerzas Populares de Liberación), ERP (Ejército Revolucionario del pueblo), PRTC (Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos) y las FARN (Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional). Algunos de estos grupos surgieron de las pugnas internas dentro del Partido Comunista y otros tuvieron una fuerte influencia de grupos estudiantiles o cristianos radicalizados. Aunque todos ellos compartían unos mismos objetivos y una organización político-militar articulada en organizaciones populares o frentes de masas, había grupos más próximos al marxismo-leninismo, grupos provenientes del maoísmo y grupos más socialdemócratas.

Durante el transcurso de la guerra, los cinco grupos mantuvieron cierta autonomía de acción, ya que cada uno de ellos tuvo su zona de influencia y control, pero se estableció una comandancia general y unos estatutos y líneas comunes para toda la insurgencia. Cabe decir que, quizá por esta heterogeneidad ideológica, desde el principio de la guerra se dieron dos líneas bien definidas dentro del Frente: los que defendían la lucha por la toma del poder y la implementación de una sociedad socialista-comunista, y los que pretendían el debilitamiento del Estado a través de una demostración de fuerza, para lograr unos acuerdos de paz.

En enero del 1981, inicio oficial de la guerra, el FMLN inició una ofensiva general que implicó un cambio en la situación política y militar del país: surgieron las primeras zonas de control de la guerrilla y desaparecieron las organizaciones de masas que apoyaban a los distintos grupos insurgentes debido a la incorporación de las bases a la lucha armada de la guerrilla salvadoreña. La decisión de incorporarse al FMLN no siempre fue fruto de una decisión voluntaria de afinidad ideológica con la lucha que se planteaba, mucha gente se incorporó a la guerrilla como única opción para sobrevivir, ya que en el campo - especialmente - la situación era insostenible.
“Nosotros decidimos incorporarnos a la guerrilla y nos subimos a dormir a los montes: aguantábamos la lluvia toda la noche, en el día…, con la ropa misma que nosotros teníamos se nos secaba en el mismo cuerpo, dormíamos con la ropa mojada y habían veces que lavábamos en algún río y la misma ropa mojada nos la volvíamos a poner de vuelta. Y había veces que no comíamos, no teníamos que comer, y no teníamos dinero para llegar a unas casas a comprar. Entonces había veces que nos regalaban comida y había veces que aguantábamos hambre. Comíamos, este… tal vez así, raíces de algunas plantas que no son venenosas, hojas de árboles como el palo de jocote, o también las pencas de piña, papayos, también otras plantas que se llaman malanga. Nosotros íbamos viendo, el tiempo que había mucha fruta comíamos guayaba, mangos,… y cuando era el invierno entonces sufríamos mucho porque no hallábamos cualquier cosa de comer."
Durante la década de los 80, el FMLN se convirtió en una de las organizaciones guerrilleras más importantes de América Latina, por un lado por la capacidad militar que desarrolló, ya que después de la primera ofensiva general consiguieron crear una nueva correlación de fuerzas mostrando que sus fuerzas militares eran capaces de coordinarse en acciones de gran envergadura. Y por otro lado, por la legitimidad de su lucha y por el desarrollo real de su plan estratégico: realización de un amplio trabajo en el movimiento de masas, trabajo diplomático de gran alcance, y aplicación real de su propuesta en las “zonas bajo su control” (construcción de refugios antiaéreos para proteger a la población civil, ollas populares en las comunidades, asistencia médica para todo el mundo, formación política, escuelas para los menores huérfanos/as en las masacres,…), que hizo que tuvieran un apoyo masivo por parte de la población civil. Jugó también un papel determinante la creación de la radio clandestina “Venceremos”, que se convirtió en la voz oficial del FMLN y en un elemento cohesionador entre la guerrilla y la población civil.

“… había muchos familiares de nosotros ahí [en la guerrilla]. Y nosotros, de lo que nosotros teníamos, por ejemplo maíz, frijoles,… compartíamos con ellos también. Nosotros molíamos mucha tortilla y les dábamos a ellos también. Ellos pasaban de paso y nosotros salíamos a la calle a darles comida, porque nosotros sabíamos que era un ejército del pueblo, que (…) ellos también respondían por nosotros, y nosotros también.”

Ante este creciente apoyo a la guerrilla por parte de la población civil (fundamentalmente rural), la clase política dominante y la oligarquía salvadoreña se reorganizaron. Se crearon los Escuadrones de la Muerte: grupos paramilitares financiados por el mismo gobierno y que tenían como objetivo ejecutar masacres y asesinatos contra guerrilleros/as y civiles indistintamente (en muchos casos eran los mismos militares de la Fuerza Armada). Además, empezaron a ejecutar de forma generalizada la estrategia de “quitarle el agua al pez” o “tierra arrasada” que consiste, por un lado, en el exterminio de la población civil con el objetivo de eliminar el apoyo y principal sustento de la guerrilla y, por otro lado, como “única salida” ante la incapacidad que tenían para capturar y asesinar a los y las combatientes.

En este sentido, lo que solía suceder es que la guerrilla llegaba a las comunidades y empezaba a hacer trabajo político. Cuando entraba el ejército a la comunidad, y después de algunos enfrentamientos, la guerrilla se iba al monte (su retaguardia). Entonces el ejército, ante la incapacidad de capturar a los y las guerrilleras masacraba a la población civil, justificándose en el hecho que eran todos guerrilleros/as o colaboradores de la guerrilla. Es así como durante los primeros años de la guerra se crearon grupos de militares jóvenes y sin escrúpulos, muy bien preparados militar y armamentísticamente con el apoyo directo de Estados Unidos. Estos batallones realizaban masacres masivas con la particularidad de utilizar las técnicas más sangrientas y sádicas que se pueden llegar a imaginar (descuartizar a pedacitos a la gente aún con vida, clavarles clavos por todo el cuerpo, disparar a los niños más pequeños en el aire para hacer puntería, sacar el feto de las mujeres preñadas aún con vida y tirarlo a los animales, recoger la sangre de las personas que acababan de asesinar para cocerla y beberla,…).

El Batallón Atlacatl, dirigido por el oficial Monterrosa, se destacó por el empleo de las técnicas mencionadas y por atribuirse una de las masacres más importantes de Centro América: la Masacre de El Mozote, en Morazán. En el pequeño cantón, en diciembre de 1981, este batallón torturó y asesinó a más de 1200 personas (solamente pudieron escapar tres personas que serían quienes contarían la historia), más de la mitad de los cuales eran niños/as menores de 12 años, utilizando las más aberrantes técnicas de tortura y asesinato. Para no dejar ningún rastro de vida, posteriormente mató a los animales y quemó todas las casas.

Pero la de El Mozote no fue la única ni la última masacre…

“Y fue cuando tuvimos una masacre en el río Lempa. Allí murió mucha gente. Asesinaron niños… entonces, algunos iban pasándose el río y aventaban bombas de arriba los aviones y la gente murió ahogada. Inclusive yo… un niño fue a nacer al monte, mi primer hijo, nació en el monte y al siguiente día salí bajo el bombardeo del avión. Allí en el río Lempa las bombas lacrimógenas, las que tiraba el avión me intoxicó al niño recién nacido y allí se murió también mi hijo.”

Después de las masacres cometidas por parte del ejército durante los primeros años de la guerra (especialmente después de la masacre de El Mozote), y ante las denuncias y acusaciones de violación a los derechos humanos por parte de distintos organismos nacionales e internacionales, y sobre todo, debido a los asesores militares de Washington, el ejército salvadoreño cambió de estrategia, y a partir de 1982 emuló las estrategias y tácticas de la guerrilla. Es así como empezaron a trabajar con la población civil para intentar tenerla de su lado, regalando frijoles o medicamentos. Así, a pesar de continuar con las masacres, éstas se redujeron en el número de víctimas, de un máximo de 40 personas, cosa que les permitía justificar más fácilmente, ante la opinión pública, que se trataba de guerrilleros/as o colaboradores de la guerrilla.

En este cambio de estrategia tuvo un papel clave el gobierno estadounidense quién, para ese entonces, discutía el presupuesto destinado a formar militarmente y financiar económicamente al ejército de El Salvador. En 1981, con la llegada de Reagan al poder y su obsesión anticomunista, el gobierno de Estados Unidos duplicó la ayuda económica a El Salvador y aumentó la ayuda militar de 26 millones de dólares a 82 millones de dólares, cosa que dificultó y prolongó cualquier posibilidad de acuerdo político entre los insurgentes y el gobierno.

Muchos campesinos y campesinas, ante el aumento de militarización del territorio y represión que recibían por parte del ejército, se vieron obligados a exiliarse a campos de refugiados en Honduras, dejando atrás sus casas y comunidades destrozadas por las bombas. Aunque no fue una decisión fácil debido a las fuertes amenazas que recibían del ejército, para muchos/as fue la única opción que les quedó para sobrevivir.

“Salimos de aquí (…) porque ya no se aguantaba la represión en Santa Marta. Entonces, la misma organización hizo sus contactos a nivel de países como Honduras y otros países internacionales y fue como pudimos salir de aquí para Honduras, para la frontera.

Cuando llegamos a La Virtud, aquí a la frontera de Honduras con El Salvador, allí fuimos reprimidos, también, por los soldados hondureños. Allí con los soldados hondureños murió bastante gente salvadoreña. A ancianos y niños, y a los jóvenes también los capturaban. Entonces fue, casi lo mismo porque (…) las tropas de Honduras y las salvadoreñas estaban combinadas.

Nosotros (…) estuvimos como 6 años (…). Allí comida no nos faltaba porque nos la daba la iglesia católica y el ACNUR y gentes de otros países se solidarizaban con nosotros, entonces nos llevaban comida. Pero nosotros no teníamos libertad, porque si salíamos a las orillas de los campamentos éramos asesinados por los soldados hondureños.”

Del millón de personas que se exiliaron a los campos de refugiados en Honduras, hay quienes no volvieron a El Salvador hasta que se terminó la guerra en 1992 y hay quienes, a pesar de la violencia que seguía ejerciendo el ejército y los constantes bombardeos en las zonas rurales, decidieron volver a sus comunidades.

“Entonces, se decidió reunir por sectores a la gente, porque como habían varios campamentos, por campamentos nos reuníamos o por cada diez casas. Y nos hacían la pregunta que si nosotros queríamos regresar a El Salvador a pesar de las consecuencias que todavía había aquí, que la guerra estaba muy fuerte. Entonces nosotros dijimos: “sí, nosotros los salvadoreños queremos regresar a nuestro país porque nosotros no somos de aquí y aquí estamos también con miedo: no odemos salir fuera, no podemos… no tenemos dinero para comprar algo… entonces, nosotros queremos regresar”. Entonces, estos coordinadores que se formaron hicieron el trámite con el ACNUR y dijeron que sí, que era posible: “¿quiénes se anotan para regresar a El Salvador?”, a pesar de que estaba la guerra, empezamos un montón de gente a anotarnos.

Hay gente en Chalatenango y en Cuscatlán que también regresó, y también aquí en Cabañas. Entonces, nosotros… “No van a llevar nada”, dijeron, “porque ustedes no saben si van a llegar vivos a la frontera o si en la frontera no saben ustedes si van a llegar o no van a llegar”. Entonces, dejamos todo lo que nos sobraba: aceite, azúcar y cositas así (…). Y nos montamos en los camiones y nos regresamos a El Salvador. Pero al llegar a la frontera, empezamos a tener dificultades en la frontera con el ejército salvadoreño. Empezaron a querer bajar gente, capturar gente de la que veníamos. Entonces, como venía gente internacional y parte de la iglesia, el ACNUR,… empezaron ellos a discutir que no saliéramos nosotros de los buses, que no saliéramos porque a dentro por nosotros ellos respondían, y a fuera les podían capturar y llevárselos. Y la muerte que les daban era mucha tortura, los empezaban, por pedacitos, a quitarles partes del cuerpo vivos a la gente, o les sacaban la lengua también. Torturas muy dolorosas, y ellos decían que lo que no querían es que fueran a capturar alguno dentro del bus. Y ellos empezaron a negociar con tropas salvadoreñas. Entonces, nos tiramos más de dos días para venir aquí, por las dificultades en el camino. Cuando vinimos aquí, empezaron ahí en el pueblo de Victoria a tratarnos de guerrilleros, a que venían, que no se qué, que nos iban a matar.”

En los años que siguen, el conflicto se mantuvo en un estancamiento relativo, intentando crear espacios para el diálogo con el gobierno que nunca dieron ningún tipo de frutos. Mientras se llamaba al diálogo, se seguía reprimiendo y matando a población civil.

No fue hasta el 1989 que el FMLN lanzó la última gran ofensiva – que llamaron “Hasta el tope” – que haría sentar al gobierno en la mesa de negociación y alcanzar los Acuerdos de Paz el 1992. La guerrilla, en cuestión de horas rodeó la capital, haciendo sentir la guerra por primera vez a la clase adinerada de San Salvador, a lo que el ejército contestó con bombardeos indiscriminados sobre los barrios bajo control de la guerrilla.

Si bien el FMLN no alcanzó a destruir el ejército, la ofensiva sirvió para romper el equilibrio militar entre los actores armados, dando una salida favorable al FMLN. Además, consiguió posicionar a la comunidad internacional, a través de la ONU, quien emitió una resolución sobre el conflicto. El gobierno asumió que la solución al conflicto no se daría de forma rápida por la vía militar, ya que ni el ejército conseguía derrotar militarmente a la guerrilla ni ésta al ejército, cosa que forzó a las dos partes a entrar en un proceso de negociación que culminó con los Acuerdos de Paz y el fin de la guerra.

Los Acuerdos de Paz y la transformación partidaria del FMLN

En 1992, se dio por finalizada oficialmente la guerra con un saldo de 75.000 muertos, más de 8.000 desaparecidos y un millón de exiliados, sobre una población que no llegaba a los 6 millones de habitantes. La Comisión de la Verdad que se creó posteriormente a través de la ONU, estableció que los militares, los Escuadrones de la Muerte vinculados a estos, y el Estado Salvadoreño fueron los responsables del 85% de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la guerra.

En enero de 1992, se firmaron en México los Acuerdos de Paz, que entre otras cosas establecieron el cese definitivo del enfrentamiento armado y permitieron la participación del FMLN en la política partidaria del país. Como era de esperar, la culminación de la guerra en unos Acuerdos de Paz pactados, no implicó para muchos/as el fin de la violencia estatal ni el establecimiento de una paz real. La pobreza y la exclusión continuó siendo el pan de cada día de muchos y muchas salvadoreñas.

“Se llevaron a cabo los Acuerdos de Paz, pero nosotros aquí en el país paz no tenemos. Aquí únicamente lo que se ha hecho es el cese de las armas, pero hasta ahorita nosotros no tenemos paz todavía. Porque mientras nosotros no tengamos el gobierno que nosotros queremos en el poder, nosotros no tendremos paz, porque siempre hay mucha discriminación y muchas muertes que han quedado impunes también y no han sido solucionadas por el ejército. Murieron muchas personas inocentemente, y se sabe quiénes son los causantes, hay evidencias, hay nombres, pero ellos siguen libres. Entonces, nosotros queremos justicia. (…) En el Salvador dicen que hay paz, pero nosotros paz no tenemos.”

La duración del conflicto armado - 12 años - y la juventud de la mayoría de dirigentes guerrilleros posibilitó el paso de la guerrilla a partido político (que se presentó a las elecciones con las mismas siglas: FMLN), teniendo en cuenta que algunos de los grupos que formaban el Frente tenían ya una previa experiencia en política partidaria. A pesar que en el FMLN todavía se encuentran varias tendencias, la más moderada, la socialdemócrata, es la que actualmente tiene más influencia.

A pesar de los 17 años de la inclusión del Frente en la política partidaria, éste nunca ha conseguido desbancar al partido de derecha ARENA. Actualmente, hay muchas personas esperanzadas en la posible victoria electoral del FMLN en las próximas elecciones de marzo. Si éste consigue subir al poder, estará por ver cuáles son los cambios que logra realizar, y cómo enfrentará el grave problema de pobreza y exclusión que hay en el país.


Fuentes consultadas
Entrevista a Digna Cabrera, en Santa Marta (Cabañas) realizada en febrero de 2009.


Saénz de Tejada, R. 2007. Revolucionarios en tiempos de paz. Rompimientos y recomposición de las izquierdas de Guatemala y El Salvador. Guatemala: FLACSO.

Varios autores. 2002. Historia de El Salvador:De cómo la gente guanaca no sucumbió ante los infames ultrajes de los españoles, criollos, gringos y otras plagas. El Salvador: Equipa Maíz.

dilluns, 26 de gener del 2009

A 30 años de la Revolución Sandinista

Y después de la Revolución Sandinista, aquella que en los 80 levantó tantas pasiones y tanta solidaridad en el mundo; aquella que hizo postrar los ojos del mundo en la olvidada Nicaragua, ... qué quedó , qué cambió, qué huella dejó a las nicaragüenses?

Lo cierto es que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) no lo tubo fácil durante los años que le siguieron a la victoriosa entrada del ejército guerrillo a Managua en el 1979. La CIA, bajo la directiva de Ronald Reagan, dólar en mano, consiguió crear un ejército - conocido como La Contra - que des del Estado títere de Honduras no le puso las cosas fáciles al FSLN, impidiéndole de ocuparse de las reformas por las que lucharon los y las sandinistas. Al tener que concentrar esfuerzos para bloquear la guerra contrarevolucionaria, las pocas acciones que pudo iniciar el gobierno revolucionario fueron una campaña de alfabetización y la repartición de tierras a cooperativas de campesinos/as; aunque muchas de estas tierras, durante los años del neoliberalismo (tras la derrota electoral del Frente en 1990) iniciados por Violeta Chamorro, fueron siendo despojadas de nuevo por los terratenientes y la burguesía nacional.

30 años después de la entrada a Managua y 80 años después del alzamiento del "General de hombres libres" Augusto César Sandino, ... y a casi 3 años del gobierno del FSLN de Ortega, qué queda de "revolucionario" en el sandinismo, o más bién en el neosandinismo? Los enormes carteles publicitarios rosas - eso es, un rojo descafeinado - instalados en todas las carreteras y ciudades del país nos dan una idea: "Arriba los pobres del mundo", "Servirle al pueblo es servirle a Dios" o "Vamos por más victorias". Populismo, Religiosidad y Poder. Eso es, precisamente, lo que es actualmente el FSLN de Daniel Ortega.

"Populismo", tan de moda en los Estados autodenominados del "socialismo del siglo XXI", que en el caso del gobierno de Daniel Ortega va de la mano de la "religiosidad", basándose en la utilización de la religión para atraer votantes y como forma de justificación de sus políticas (aprovechando estratégicamente el hecho que en Nicaragua el cristianismo es verdaderamente una religión de masas). Es a través de esta clase de populismo como el gobierno de Ortega pretende ostentar el "poder" por el poder mismo, sin desarrollar políticas que modifiquen la situación de pobreza y exclusión del pueblo nicaragüense.

Para muestra un botón: durante la campaña electoral del 2006, a tan solo unos meses de las elecciones que ganaría el FSLN de Daniel Ortega, éste junto al resto de partidos (exceptuando el Movimiento de Renovación Sandinista, escisión izquierdista del Frente) y de la mano de la Iglesia católica, acordaron retirar la ley que, des de hacía más de 100 años, permitía el aborto terapéutico, declarandolo ilegal sin excepción alguna. Esto no nos debe extrañar, teniendo en cuenta la falta de un trabajo interno alrededor de la desigualdad de género dentro del movimiento sandinista de los años 80 y de los años posteriores (así como sucede en otros movimientos guerrilleros). Este es uno de los aspectos más criticados del sandinismo: la falta de perspectiva de género y el fomento del ideal de masculinidad del "guerrillero machito invencible". Por ejemplo, el lema de campaña electoral del Frente, en 1990, fue "Daniel, mi gallo", eludiendo a la masculinidad de Ortega.

A pesar de que consideramos que ningún gobierno, por "socialista del siglo XXI" que se considere, tiene posibilidades reales - ni siquiera las intenciones - de dar paso a la emancipación del pueblo desde el pueblo mismo y acabar con toda forma de dominación, explotación y exclusión, nos llena de rabia historias como la de José de 23 años, que trabaja en un hostal en León. José es del 20% de la población que se considera activa en Nicaragua (aunque esto no significa que el 80% restante no trabaje, sino que lo hacen sumergidos en el trabajo informal), así que se podría considerar "afortunado", pero nada más lejos de la realidad. Trabaja 18 horas al día, 7 días a la semana (sin un solo día de descanso al mes) por el miserable sueldo de 2600 córdobas, es decir, unos 130 dólares al mes. Pero eso si, bajo un gobierno que se llama socialista y que tiene la dicha de haber protagonizado una de las revoluciones más conocidas del mundo.

Lo cierto es que, con frecuencia, las bases poco tienen que ver con los dirigentes; y eso es lo que pasa con el pueblo nicaragüense. Un pueblo muy politizado, con grandes conocimientos de su historia (a pesar de que los/las más jóvenes no vivieron la revolución y la posterior guerra) y orgullosos/as, en su gran mayoría de lo que fueron capaces de hacer: acabar con la despótica y cruel tiranía de la dinastía de los Somoza que por más de 40 años oprimió al pueblo.

La gestión de Daniel Ortega no es lo que las bases sandinistas esperaban. Se anhelaban cambios profundos en un país donde la pobreza y la exclusión se contraponen a la opulencia del selecto grupo de comandantes que con la revolución del pueblo se llenó los bolsillos. Y este sentimiento de frustración con regusto a "victoria amarga" se vive en las gentes y en las calles, siendo más que habitual comentarios como "no es por eso por lo que luchamos".

Una revolución que no consigue transformar radicalmente las relaciones sociales, no destruye la estructura en la cual se apoya todo el sistema de explotación y exclusión, y de los escombros no construye una nueva realidad basada en la fraternidad entre los individuos, no se le puede llamar revolución social, único mecanismo de liberación social. Si a lo de Daniel Ortega le llaman revolución... con nosotras que no cuenten!

dimarts, 20 de gener del 2009

Entrevista a Julieta Paredes de Comunidad Mujeres Creando Comunidad (Bolivia)

Mujeres Creando es un colectivo feminista de Bolivia conocido internacionalmente, entre otras cosas por sus creativas acciones y sus “famosos” grafittis. Con esta entrevista queremos profundizar un poco sobre el surgimiento del grupo, su posicionamiento ideológico y su trayectoria como colectivo, así como dar a conocer la ruptura que se produjo en 2002 ante la institucionalización de parte del colectivo.

Julieta Paredes, integrante de la Comunidad Mujeres Creando Comunidad y de la Asamblea Feminsta, se define a sí misma como “una mujer de origen aymara, criada en la ciudad de La Paz, lesbiana y feminista”. Nos cuenta que “desde muy pequeña he comprometido mis luchas con la gente empobrecida por la ambición, la violencia y el egoísmo de unos pocos. Soy activista y me dedico a crear en todos los sentidos de mi vida”.

Ha publicado varios libros, el último de los cuales acaba de salir y lleva por título “Hilando Fino. Desde el feminismo comunitario”.

1. ¿Cómo y cuándo surge Mujeres Creando?

Mujeres creando surge en 1990. Son 18 años de lucha que tenemos. Nuestro surgimiento se contextualiza en el seno de un encuentro feminista realizado en San Bernardo, Argentina, que nos sedujo por la diversidad de mujeres y pensamientos. La izquierda en Bolivia no había creado ningún espacio para que las mujeres podamos participar en igualdad de condiciones en la construcción de una patria libre de opresiones.

2. ¿Cómo os definíais en lo político?

Cruzábamos el anarquismo y el feminismo y poco a poco nos autodefinimos como feministas anarquistas y no como anarcofeministas, porque nosotras fundamentalmente éramos feministas y en cuanto a las relaciones de poder, partido, y Estado nos considerábamos anarquistas. El tiempo nos dio la razón porque empezamos a experimentar a los anarquistas sus machismos y homofobias, y nos dio mucha bronca escuchar a anarquistas estar contra el aborto igual que el Papa y los conservadores puritanos.

3. ¿Se trataba de un grupo homogéneo o estaba formado por distintas identidades?

Había distintas identidades culturales, sexuales y de edad. También los pensamientos políticos no eran los mismos, aunque la convicción era la de hacer un movimiento feminista desde nuestros cuerpos de bolivianas.

4. ¿Qué tipo de acciones, actividades, etc. realizabais? ¿Creéis que tuvieron una incidencia real en la sociedad paceña de entonces?

Hemos sido muy creativas: desde hacer periódicos murales en la Universidad, grafittear en las paredes de las principales ciudades, acciones creativas feministas en las calles (otros les llaman performances), escribimos libros, poesías, hicimos también televisión, participamos en diferentes eventos internacionales y nacionales, …

Considero que sí, nuestra influencia ha sido muy profunda. Aportamos en la construcción de feminismo, los derechos de las mujeres y abrimos el camino de las luchas por los derechos de lesbianas, gays, etc. También llevamos adelante una lucha consecuente contra la banca usurera y a favor de las y los pequeños deudores de los bancos.

5. Y así fue hasta el 2002, año en el que se dio una ruptura dentro del colectivo, dando origen a la Comunidad Mujeres Creando Comunidad, por un lado, y a la Virgen de los Deseos, por el otro. ¿Cuáles fueron los motivos y cómo se materializó esa ruptura?

Se dio una importante ruptura muy saludable para el feminismo en Bolivia. Las razones fueron fundamentalmente políticas. Nos habíamos convertido en un grupo muy famoso internacionalmente pero que en lo local, en Bolivia, nos habíamos alejado de la gente. Éramos consideradas mujeres interesantes pero nuestro pueblo y las mujeres no querían nada con nosotras y eso a mi y a algunas de nosotras nos dolía porque la razón de ser de nuestro grupo era que queríamos construir un movimiento feminista y el movimiento se hace con la gente y con el pueblo y nosotras seguíamos siendo un grupito. A el otro sector [la Virgen de los Deseos] esto no le interesaba, estaban mas interesadas en filmar sus performances y ser invitadas como artistas a nivel internacional

6. ¿Qué diferencias/divergencias tenéis la Comunidad Mujeres Creando con la Virgen de los Deseos, tanto a nivel discursivo como en el accionar?

Nosotras estamos construyendo movimiento feminista y teoría feminista desde nuestras historias y nuestras culturas en Bolivia, por eso hicimos la Asamblea Feminista. La Virgen de los Deseos se ha institucionalizado en una ONG que maneja fuertes financiamientos, especialmente del País Vasco pero de otros lados también. A nosotras nos interesa la acción pedagógica con nuestra gente; a ellas les interesa el sensacionalismo de la pelea y destruir al o la interlocutora. Nosotras queremos construir comunidades que reflexionen y propogan cambios concretos en el país; ellas quieren ser una elite vanguardista. No nos interesa el poder ni la representación delegada; ellas fueron candidatas para la Constituyente por MBL partido neoliberal socio co-gobernante del Goñi, genocida de nuestro pueblo. Nosotras estamos pendientes de lo que son los procesos políticos en nuestro país; ellas viven pendientes de difundir su imagen internacionalmente .Y muchas diferencias más que podríamos decir.

7. También formas parte de la Asamblea Feminista. ¿Quién integra el grupo y qué os proponéis desde este espacio?

La construimos con otras compañeras que estábamos buscando la coordinación entre grupos y colectivos feministas. Formamos parte de la Asamblea diversos grupos en diferentes lugares del país. Las asambleas mas fuertes son la de La Paz, El Alto, Cochabamba y Sucre, y le siguen Santa Cruz, Potosí y Oruro. Hay de diferentes edades, mujeres que hacen música, indígenas del campo, estudiantes, profesionales, desocupadas, lesbianas, heteros, teólogas feministas, etc. Es una variedad muy rica que esta dando frutos. Lo que queremos es construir un movimiento feminista desde Bolivia, generar nuestras propias bases conceptuales y teóricas de un feminismo andino y comunitario. Influir determinantemente en los procesos de cambio que vive nuestro país.

8. Desde la Comunidad Mujeres Creando, ¿cómo veis y vivís la actual situación política y social de Bolivia? ¿Cuál es vuestra posición respecto al “proceso de cambio” liderado por Evo Morales y el MAS?

En principio señalar que es un proceso de cambios abierto por nuestro pueblo y Evo no es el líder del cambio, el cambio es nuestro, de las mujeres y hombres del pueblo. Evo es un hermano que hoy es presidente de un Estado colonial, neoliberal y patriarcal. Sabemos que Evo esta haciendo esfuerzos para poner a este Estado al servicio del pueblo pero no es sencillo y hay muchas dificultades que emanan, incluso desde el propio MAS, como la corrupción, la burocracia, el nepotismo o el machismo, por nombrar algunos.
Nosotras apoyaremos todo esfuerzo por terminar con el Estado patriarcal que es colonial, racista, neoliberal y machista. También denunciaremos las traiciones y estamos colaborando con propuestas que puedan transformar la vida de las mujeres y los hombres en Bolivia.
Por ejemplo, la nueva Constitución no es la que queríamos pero ante la derecha es la que defenderemos como punto de partida para continuar luchando, para que éste sea un proceso de cambios revolucionarios.