"Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse."

Gabriel Celaya

dilluns, 27 d’octubre del 2008

(III) Bolivia: de la insurrección popular a la ofensiva fascista

La ofensiva fascista

Un poco de historia…

En un país donde, tanto en el tiempo colonial como en el republicano, la oligarquía y la burguesía nacional, así como algunos actores internacionales, han gozado siempre de sus privilegios, era de esperar una respuesta tan beligerante como la que, desde la entrada del MAS al gobierno, está mostrando la derecha en aquellos departamentos donde mantienen privilegios políticos y económicos, conocidos como la “media luna”: Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, principalmente.

Es en estos departamentos donde se concentran las principales reservas hidrocarburíferas de Bolivia y las élites económicas más importantes, además de ser la zona donde se encuentra la menor proporción de población indígena (aún así sigue siendo de entre el 10 y el 25%, oficialmente). Santa Cruz vemos que es la región más desarrollada gracias a la reconversión del paraíso del narcotráfico a ciudad de negocios, la más occidental y “blanca” y donde el discurso racista de tantos siglos se materializó en la invención del concepto de la “Nación Camba”, el cual se extendió al resto de departamentos de la “media luna” generando actitudes racistas hacia todo lo que fuera indígena y pobre, tanto en el altiplano como en el oriente.

En 2001, las élites santacruceñas crean el “Manifiesto de la Nación Camba” con un fuerte carácter separatista basado en la idea de la existencia de dos supuestas naciones en Bolivia: la camba y la kolla, esta última localizada en el altiplano y marcadamente indígena.

En el fondo, la idea de nación camba esconde la lucha por garantizar el statu quo en el que los empresarios y los terratenientes puedan seguir gozando de sus privilegios en un Estado occidentalizado y neoliberal, apropiándose de los recursos naturales de la zona.


Estructura y articulación de la derecha

La derecha ha creado toda una estructura teórico-práctica que le permite una buena articulación interna y formas de acción que neutralizan responsabilidades políticas. Los actores fundamentales del engranaje son: las élites económicas y los Prefectos departamentales, los medios de comunicación y ciertas agrupaciones civiles como los Comités Cívicos y la Unión Juvenil Cruceñista, ésta última en el caso de Santa Cruz.

Los Prefectos son cargos elegidos democráticamente y que deberían cumplir la función de administradores del Estado en los departamentos, aunque también forman parte del Poder Ejecutivo. Cabe mencionar que los departamentos en Bolivia no tienen prácticamente competencias propias.

Los Prefectos de la “media luna”, agrupados en el partido político PODEMOS, tienen un poder económico muy importante así como unos orígenes políticos poco democráticos, por llamarlo de alguna manera. Algunos son propietarios de tierras, empresarios; otros propietarios de grandes medios de comunicación, etcétera. Manfred Reyes[1], por ejemplo, estudió en la Escuela de las Américas y fue Ministro del dictador militar Bánzer.

Los Prefectos y las grandes élites económicas utilizan los grandes medios de comunicación (alguno de los cuales es de su propiedad) como herramienta para deformar la realidad y manipular la información en su propio beneficio. Ya desde antes de la subida de Evo Morales al poder, cualquier hecho sucedido que pudiera desenmascararlos lo tergiversaron en su favor, ocultando datos e inventando otros. Unitel es uno de los medios que más está contribuyendo a fomentar el racismo y el separatismo que promueven las élites de derecha. A parte de los medios nacionales, muchos de los medios de comunicación extranjeros contribuyen a crear un imaginario confuso y falso sobre la situación política y social en Bolivia, tildando, por ejemplo, a Evo Morales de dictador.

Los comités cívicos, se crearon ante la necesidad de mediación e interpelación en asuntos importantes ante los abusos de la corona, primero, y del gobierno republicano, más tarde. En su origen, funcionaron como correa de transmisión entre la sociedad y el Estado, aunque en la actualidad, su función se ha deformado de forma evidente. Se han convertido en heraldos de los prefectos, reproduciendo su discurso (interiorizado a través de los medios de comunicación) y, lo que es más importante, en el brazo ejecutor de ese discurso, junto a otras organizaciones “civiles” como la Unión Juvenil Cruceñista.

Esta organización, se creó para dar un total apoyo al comité cívico de Santa Cruz (Comité Pro Santa Cruz, el presidente de la cual es Branko Marinkovic, gran terrateniente y accionista de Unitel), declarándose apartidaria y con el lema “democracia, libertad y autonomía”.

El Comité Pro Santa Cruz se originó como respuesta a la revolución katarista de 1952 que llevó al poder al Movimiento Nacionalista Revolucionario. Se unió a la Falange Socialista Boliviana que creó la Unión Juvenil Cruceñista, para hacer frente a la revolución que, supuestamente, venía a afectar sus intereses.

Actualmente cuenta, según afirma la misma organización, con unos 160000 afiliados, solamente pueden ingresar varones de entre 14 y 35 años, albergan un “servicio de inteligencia” y es financiada por aportaciones de empresas y terratenientes.

Así es como se articula la estructura derechista en el oriente: los Prefectos se articulan con los comités cívicos y otras agrupaciones civiles encargándose estas del accionar en lo público. Es decir, son el brazo ejecutor de la “ideología”, los títeres de los grandes empresarios, terratenientes oligarcas y de la burguesía regional de estos departamentos. Estos últimos crean el discurso, los medios de comunicación lo reproducen, manipulan el discurso del gobierno y los movimientos sociales, y intenta interiorizarlo en la población. Después son ciertas agrupaciones cívicas las que se encargan de llevar a la práctica el discurso original.

Estas formaciones “civiles”, se han organizado como “grupos de choque” de la derecha, han intervenido y destruido oficinas públicas y medios estatales, han quemado casas de constituyentes, lanzado granadas contra un concejal del MAS y apaleado otros y, como veremos más adelante, han sido los protagonistas de la violencia directa y la humillación hacia indígenas, dejando atrás muertos y muchos heridos.


Estrategia de la derecha

Antes de contar algunos de los episodios más lamentables y repudiables de violencia fascista, cabe señalar algunos de los procesos políticos de oposición que han ejercido ante el proceso de cambio de Evo Morales.

  • En 2003, después de la Guerra del Gas y paralelamente a la demanda de la Agenda de Octubre, estas élites del oriente presentan su propia “Agenda del Oriente” con la intención de neutralizar la Agenda de Octubre de los movimientos sociales. La Agenda del Oriente está basada en la idea de la nación camba y piden un proceso autonómico para los departamentos de la “media luna”. A partir de aquí, la demanda de la autonomía departamental pasa a ser el eje central de las reivindicaciones de los departamentos del oriente.
  • Guerra mediática contra el gobierno de Evo utilizando sus Medios de Comunicación y manipulando información.
  • Oposición a la Asamblea Constituyente pidiendo la aprobación de ésta a partir de los 2/3 de los votos. Cuando esto fracasa declaran ilegal la propuesta de Constitución, boicoteándola.
  • Evo propone un Referéndum Revocatorio para decidir su continuidad en el poder y la continuidad de los prefectos de los distintos departamentos. Los prefectos de la media luna lo declaran inconstitucional y a pesar del esfuerzo que hacen para que no se celebre, en el último momento se ven obligados a aceptar la revocatoria de prefectos. Aun así el día del referéndum (10 agosto) boicotean las urnas y manipulan los resultados electorales. No obstante, el MAS sale reforzado y de los prefectos de derecha salen el de La Paz, Oruro y Cochabamba.

Esta estrategia ha sido diseñada y promovida por el recién destituido embajador de los Estados Unidos en Bolivia, Philip Goldberg. Este “diplomático”, entre 1994 y 1996, fue jefe de la Oficina del Departamento de Estado para Bosnia durante la guerra de los Balcanes, promoviendo la violencia en la región. Y entre 2004 y 2006 volvió como jefe de Misión en Pristina (Kosovo), consolidando la separación de la región. Todo un experto en materia de desestabilizar gobiernos y promover la división de estados atizando la violencia separatista.

Goldberg, des de 2006, se estuvo reuniendo con los prefectos de los departamentos del oriente así como con Branko Marinkovic (predidente del Comité Pro Santa Cruz, terrateniente y accionista de Unitel), incluso en los EEUU y con congresistas de este país, preparando el Plan Golpista que debía tumbar el gobierno del MAS. Es a partir de estas reuniones que la derecha se radicaliza en sus medidas de presión e inician una toma violenta de varias instituciones del Estado como Impuestos Internos, Instituto Nacional de Reforma Agraria (lugar donde se quemaron muchos documentos sobre repartición de tierras ilegales y tierras arrebatadas a pueblos indígenas), Empresa Nacional de Telecomunicaciones, y comisarias de la policía y las fuerzas armadas, etc.

A pesar de los intentos golpistas, no consiguen derrotar al gobierno de Evo Morales. Aún así, EEUU continúa teniendo muchos intereses económicos en el oriente boliviano y continúa ejerciendo influencia en los prefectos de la “media luna”.


Fascismo descontrolado. El caso de Cochabamba, Sucre y Pando

A continuación se relatan tres casos de violencia extrema que han perpetrado los grupos derechistas afines a los Prefectos de la “media luna”: el 11 de enero de 2007 en Cochabamba y el 24 de mayo y el 11 y 12 de septiembre de 2008 en Sucre y Pando.

En Cochabamba, des del 4 de enero, los cocaleros del Trópico y otros campesinos de la zona se asentaron en la plaza de la capital cochabambina como protesta ante la decisión del Prefecto Manfred Villa de secundar el proyecto “autonomista” de la “media luna”. A esta protesta, en los días posteriores se fueron sumando sectores populares urbanos y rurales, copando por completo la plaza y las cuadras de los alrededores. Este hecho fue extendiendo el racismo de parte de la población “con aspecto camba”. Los ánimos se fueron calentando a partir del 8 de enero, cuando la Prefectura intentó el desalojo de los protestantes por la fuerza y estos quemaron y saquearon parte del edificio central de la prefectura.

El 11 de enero, fue convocada una manifestación des de los sectores más acomodados de la ciudad contra los “cocaleros destructores y anti-democráticos”. En la marcha, a pesar de la convocatoria pacífica de los convocantes, se repartieron bates de baseball, palos de madera y otros objetos contundentes por parte de grupos coordinados del Comité Cívico y con apoyo tácito de la Prefectura. Después de la batalla campal en las calles de Cochabamba, el resultado fue de dos muertos: un cocalero de la zona tropical por impacto de bala en el corazón y un estudiante de 16 años que fue secuestrado del hospital donde lo atendían de las heridas para ser colgado de un árbol; además de varios heridos.

Manfred Reyes se retiró rápidamente a Santa Cruz, donde se victimizó declarando que se trataba de una “conspiración contra los derechos humanos y la democracia” y viajó a Estados Unidos para quejarse ante diversas organizaciones internacionales de derechos humanos, tergiversando los hechos.

Por lo que se refiere a los sucesos de mayo de 2008 en Sucre no encontramos adjetivos para calificar la humillación y la persecución de los campesinos indígenas por parte de los llamados cívicos. El día 24, centenares de campesinos de las zonas rurales de Chuquisaca (departamento, capital del cual es Sucre), acudieron a la capital para recibir al presidente Morales que había convocado un acto en el estadio para la entrega de unas ambulancias destinadas a las áreas rurales. A pesar de que tanto la Prefecta como el Comité Cívico (y otros grupos afines, como un sector de los estudiantes universitarios) anunciaron que el presidente no sería recibido y que impedirían su llegada a Sucre, los campesinos se agruparon en el estadio para recibir a éste. Una turba de jóvenes dirigidos por el Comité Cívico y políticos de la prefectura iniciaron una persecución de indígenas y campesinos allanando viviendas donde se alojaban, persiguiéndolos y golpeándolos hasta llegar a capturar a 18 de ellos los cuales desnudaron de cintura para arriba y llevaron a la plaza principal de Sucre donde fueron humillados, obligándolos a gritar consignas contra el gobierno del MAS y a besar la bandera de Sucre.

Durante los sucesos, tanto la policía como el ejército se retiraron de la zona de conflicto, después de ser agredidos también por los grupos afines a la Prefectura, y después de recibir órdenes de la presidencia, con la intención de evitar muertos, dejando Sucre sin policía durante unos días. Finalmente, el resultado de la barbarie fue de 50 campesinos y siete universitarios heridos y sin ninguna detención firme.

Por último, los sucesos en la provincia de El Porvenir, Pando (frontera con Perú y Brasil) vienen a confirmar las hasta entonces suposiciones, de la creación de grupos paramilitares de derecha para desestabilizar el gobierno del MAS.

Durante el 11 y el 12 de septiembre, grupos paramilitares (entre ellos se identificaron a peruanos y brasileños) perpetraron una matanza de hasta 30 campesinos, varios heridos y decenas de desaparecidos, con la colaboración de la Prefectura de Pando en el transporte de los paramilitares y las armas en sus volquetas. Una vez armados, estos grupos iniciaron emboscadas a indígenas y campesinos, quienes se tuvieron que tirar al río para evitar los impactos de bala. Horas más tarde fueron apareciendo los cuerpos sin vida.

Cabe resaltar que estos tres casos se tratan de acciones planificadas estratégicamente por la oligarquía del oriente, utilizando a los Comités Cívicos y demás grupos de apoyo para conseguir tumbar al gobierno del MAS y mantener sus privilegios.


Algunas reflexiones…

Después de hacer un repaso de los aspectos más relevantes que han marcado los últimos años en Bolivia, vemos que la situación actual de este país es compleja y “complicada”, debido principalmente al fascismo y al racismo que promueven los grupos de derecha de las provincias del oriente.

Evo Morales y el gobierno del MAS están llevando a cabo una estrategia de esperar y no intervenir de forma violenta ante los casos de violencia por parte de la derecha, para evitar muertos en enfrentamientos y que estos puedan ser utilizados por la derecha para obligar a Morales a dimitir.

Según nuestra percepción y después de haber visto y vivido algunos de estos procesos recientes, vemos una falta de articulación real de los nuevos movimientos sociales para dar respuesta a esta derecha cada vez más organizada. Muchos de los movimientos sociales que antes eran autónomos, con la subida de Evo Morales al gobierno pasaron a apoyar y formar parte del proceso cambio, cosa que implicó una falta de independencia y autonomía a la hora de tomar decisiones y pensar una estrategia para confrontar la derecha, tanto por lo que hace a impedir el avance de esta como por lo que hace a proponer alternativas viables.

A pesar de esto, cabe destacar que gran parte de la población esta sensibilizada y concienciada del peligro que suponen estos grupos, y hay gente muy implicada en proyectos y acciones contundentes para contrarrestar este fascismo organizado.

Por otro lado, y desde nuestra visión occidental (que a menudo dificulta entender procesos políticos y sociales en regiones con una historia y una realidad completamente distinta a la nuestra), vemos que la ficción del Estado es especialmente palpable en Bolivia, un país donde conviven (en conflicto permanente) las formas de organización políticas y culturales de los pueblos originarios con las formas de organización de la estructura del Estado moderno.

En Bolivia, los/las quechuas representan un 40% de la población, los/las aymaras el 30% y cerca del 10% suman las diferentes etnias originarias de la zona oriental. El hecho que haya un 80% de población indígena es clave para entender el conflicto que desde hace siglos se está llevando en el país. Vemos, por un lado, una resistencia por parte de los pueblos originarios a mantener “lo propio” y, por otro lado, un intento de integrarse al sistema capitalista y neoliberal global, especialmente por parte de las élites del oriente.

En este contexto, Evo Morales y el gobierno del MAS se encuentra al medio de la encrucijada; por un lado, apostando por el reconocimiento de los pueblos originarios, indígenas y campesinado, y por otro lado, apostando por la construcción de un Estado fuerte y omnipresente. Esta construcción del Estado, debido a su fuerte presencia, no deja lugar a las formas de organización social y política indígena.

Está por ver cómo evoluciona el conflicto en Bolivia en los próximos años. Pero creemos que es mucha la resistencia y las luchas que vienen protagonizando, desde hace siglos, los pueblos originarios en esta región, y es mucha la rabia contenida durante tantos años de represión y sometimiento a otras formas de pensar, de organizarse y de ver el mundo y son muchos/as las que están dispuestas a resistir, a luchar y a no dejarse vencer.



[1] Manfred Reyes se retiró de la prefectura en agosto de 2008 después de perder el referéndum revocatorio.